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Por José Miguel Gándara C.
Esta noche he soñado que echaba abajo las últimas barreras de mi pensamiento y que reescribía una tragedia de Eurípides.
He soñado también, que la estrenaba en el Teatro Romano de Mérida.
Pero, y si esto dejara el ámbito de Morfeo y pasara a ser una realidad?
La solución a esta dialéctica onírico- realista, a esta tabla de salvación a la que me aferro en un mundo que sólo me ofrece oscuridad,explotación,depresión y mentira, está cada vez más cerca.
Lo hipnótico, si estás en consonancia con la naturaleza, acaba manifestándose, materializándose en una prueba de vida.
No te pongas barreras, no edifiques diques de contención que otros pergueñaron para tí, para que no soñaras, para que no fueras, para que no ejercieras el mismo poder creador de los dioses.
Una buena amiga, naturópata ella, me sugirió al oído que dejara emprender el vuelo a mis fobias paralizantes con un simple gesto, atraparlas en el puño cerrado y en una tarde de tempestad y acero, liberarlas para siempre.
Esta noche he soñado que reescribía una tragedia de Eurípides y que él, del brazo de Hesíodo, me concedía el permiso y la confianza necesaria.
Gracias, querida Celia, porque hoy me siento más vivo, mucho más hombre, concelebrante con la divinidad y libre de los que me oprimen al igual que le ocurriera al pobre Orestes.
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