OLGA

2021 Año 2 de la gran distopía capitalista

Olga es una niña gitana de Grecia,que esta semana fue abandonada a su suerte aplastada por una puerta metálica.

Durante 20 minutos, los operarios de la fábrica donde quedó atrapada pasaron con indiferencia ante la puerta mientras la niña agonizaba.

Esta noticia es una muestra más de la pertinaz y obscena deshumanización en la que vivimos los países de la Europa desarrollada, lo que hace ya cien años el intelectual alemán Oswald Spengler se atreviera a avanzar tímidamente en su célebre obra "La decadencia de occidente".

Es cierto que Spengler hacía referencia a una decadencia cultural y, por tanto, a un desplazamiento del centro de gravedad de la humanidad desde Europa a otros ámbitos geográficos, pero no por ello, debemos perder de vista que toda decadencia cultural conlleva, necesariamente, una decadencia social, moral, política y relacional.

Tengo muy buenos amigos en Latinoamérica y siempre que tengo oportunidad de conversar con ellos, les digo medio en broma, medio en serio, que de Latinoamérica vendrá la salvación de la humanidad, siempre que sea capaz de mantener su grado de humanismo, muy superior al de la Europa industrializada, y sobre todo, si no se deja llevar por los cantos de sirena de los axiomas ideológicos y consumistas que desde el viejo continente les irán llegando.

No sé como era Olga, no puedo imaginar esos minutos de horror y sufrimiento que tuvo que pasar. Ahora, a estas horas de la madrugada, me viene a la cabeza aquellas palabras que decían algo así como " sólo en la medida que nos reflejamos en otra persona, somos verdaderamente humanos".

Yo mismo, padezco en muchas ocasiones la profunda falla de deshumanización en la que estamos inmersos, es algo que me produce una gran extrañeza, una sensación de no pertenencia, de alienígena existencia, a veces, incluso, me tortura y me deprime con más o menos virulencia.

Aún así, hago denodados esfuerzos por aferrarme al conocido lema de Frank Capra, el gran cineasta de origen europeo, que a pesar de las oscuras facciones que nos envuelven por doquier, nos animaba a gritar ¡que bello es vivir!.Ese es mi deseo, mi voluntad, la de vivir.

Frank Capra

Cuanto deseo que todos seamos dignos, amados y reconocidos como personas humanas con los mismos derechos por fin.....algún día...

Al igual que Luther King,y sin parapetarme en un buenísmo insulso, yo tengo ese sueño, albergo esa imperiosa necesidad.

Confieso que hacía tiempo que no lloraba, en ocasiones, por muy triste que te halles, las lágrimas no afloran con facilidad, es como si no quisieran emerger y derramarse en un mundo tan frío, pero les confieso, que al leer la noticia que relataba la agonía de esta pequeña niña gitana de 8 años, lloré después de algún tiempo, ya no recuerdo cuanto, de no ser capaz de hacerlo, embrutecidos como estamos por la inercia de una forma de vida cada vez más enferma y degradada.

José Miguel Gándara. Poeta y articulista